por Juan Merín

En medio de una crisis climática que avanza implacablemente, conflictos persistentes, y retrocesos en salud, educación y justicia social; cada día más empresas han elegido la esperanza sobre la incertidumbre y han encontrado en ello la oportunidad de acompañar a personas, organizaciones y otras empresas para hacer que cada acción cuente y contribuya a un mundo más justo y sostenible.

El poder transformador de las palabras

Cuando las empresas han apostado por tangibilizar en acciones concretas aquellas palabras que mejor definen su razón de ser, términos como propósito, escucha, equipo, innovación y compromiso dejan de ser conceptos para convertirse en los cimientos que sostienen su misión. Pero así como estas palabras inspiran y movilizan, también les demandan responsabilidad, porque no basta con decirlo, hay que hacerlo y, por ello, cada vez las empresas se hacen más conscientes del papel fundamental que tienen como agentes de cambio.

Propósito: la brújula del cambio

El propósito es y tiene que ser más que una declaración. Si una empresa define su propósito y lo vive, se convierte en una catalizadora de impacto positivo, capaz de transformar las realidades de sus grupos de interés y de impulsar a otras organizaciones que, alejadas de cualquier tipo de “washing”, buscan hacer del mundo un lugar mejor. 

El equipo: la fuerza del cambio

La verdadera transformación es producto del esfuerzo colectivo, de equipos diversos, apasionados y comprometidos con el desarrollo de soluciones que generen impacto positivo. La colaboración y la confianza en la misión empresarial los impulsan e inspiran porque, cuando las personas se alinean con un propósito común, el cambio deja de ser un sueño para convertirse en una realidad.

Innovación y datos para un impacto real

Para que los cambios puedan afianzarse es necesario algo más que intención, se requiere, además, un conocimiento profundo y herramientas sólidas. Combinar la innovación y la creatividad con el análisis de datos permite hacer una medición confiable del impacto y generar información de valor que asegure su amplificación. Por ello, cada vez más empresas se encaminan hacia el diseño de estrategias basadas en la escucha activa y la gestión de riesgos, asegurando que cada uno de sus proyectos responde a las necesidades de las personas y del planeta, bajo un enfoque que considera todos los factores del ecosistema (cultural, normativo, económico y natural) en el propósito de generar una huella positiva y duradera.

Mirando hacia el futuro

Los desafíos que enfrentamos como sociedad son monumentales. Aún así, sabemos que si el compromiso empresarial es fuerte: una creciente comunidad de inversores de impacto y organizaciones se alinean con modelos de negocio regenerativos, y se atreve a ir más allá del cumplimiento de las normativas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG/ESG), para promover soluciones que den un nuevo valor a las palabras, desde la fuerza del propósito y las alianzas transformaremos el mundo.

Hagamos del impacto positivo una misión compartida. 🌍✨